Mi decepción fue tan real y sincera como lo había sido mi amor hacia ellos minutos antes. Sentía que habían cambiado de forma tan drástica que ahora tendría que empezar a amarlos como un grupo nuevo (como si a tu madre le hacen un injerto de iguana de las islas Sandwich en el pómulo derecho, ¡Ya no es tu madre!), provocándome el Síndrome del Corazón Musical Roto.
La decepción que me invade ahora mismo es la de no haber hecho caso a las directrices de los maestros diarios que nos rodean y haber escuchado el disco con anterioridad y con mayor atención.
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Así que, a los fanses y fansas de Foals os recomiendo que sigáis este simple consejo: Escuchad el disco. Yo diría que no deberíais escuchar primero de todo Spanish Sahara, si ya lo habéis hecho pues nada... Yo fui uno de los que disfrutó de aquella versión del CD de Foals en la que extrañamente los 10 primeros segundos de cada canción se repetían durante 3 minutos y medio, ¡LO CUAL ME ENCANTABA!. Claro, luego descubrí el disco de verdad y me maravillé aún más.
Este disco es EVOLUCIÓN. Algo de lo que deberían aprender muchos grupos. El problema es que Spanish Sahara es el último banderín clavado y por lo tanto el más distante al disco anterior, lo que descuadra (y no parece una buena promoción, al menos para convencerme a mí en primera instancia, pero es "el tema"). Experimentan, buscan nuevos sonidos, dan la oportunidad al bajito del cantante de dejar de gritar y mostrar un abanico más amplio de colores en las notas.
No se puede decir que dejan completamente de lado ese Math Rock con el que tantos definían su disco anterior, pero mezclan eso que aprendieron con lo que han estado absorbiendo desde entonces. Si antes era una sopa de números, ahora están más cerca de una sopa de cifras, letras y demás caracteres (véase %$&·"!@¬).
Sí, de alguna manera desaparece el frenetismo exacerbado del primer disco. Pero el ritmo no se olvida, sigue ahí, marcando los latidos como un segundero orgánico. Es mucho más íntimo (nunca creí que fuese a decir esto), de melodías alargadas y muy bien buscadas, pero sobretodo de temazos. De uno a otro sin moverse del ordenador. Tu cabeza no puede evitar bailar lo que tu cuerpo no puede, tus ojos se cierran lentamente para un parpadeo largo y placentero. Levantas un poco la barbilla para que entre a lo hondo de tus sentidos, y el estribillo te recuerda una y otra vez que tienes que respirar honda y lentamente y sonreír para tus adentros.
Escuchad el disco de principio a fin, con tranquilidad, mientras hacéis alguna otra cosa. Dejad que cada canción, con un color y un ambiente distintos pero bajo un hilo conductor, os cree una parte de una historia. Sin coherencia, solo ideas y ritmos levitados. El trance sensorial está asegurado.
Llegaréis a Spanish Sahara en un momento en el que no la esperáis. Y notaréis que vuestro pulso había subido a lo largo del disco, pero tan lentamente que no os habíais dado cuenta antes. Os cuesta respirar, solo hay lava en vuestros pulmones, pero no es agobiante, sino todo lo contrario. Como tirarse al agua desde muy alto. Al llegar al fondo empezarás a subir, acariciará cada uno de los poros y conforme más cerca de la superficie tu corazón latirá con mucha más fuerza, exigiendo aire a los pulmones. Forget the horror here, forget the horror here...